El Bernabéu disfrutó de todo lo que puede soñar un aficionado madridista. Remontar un partido contra el Barça, ganando con una superioridad incontestable y sin pasar apuros en los minutos finales. Todo ello celebrado por una hinchada que acabó botando como en las mejores noches europeas, tres días después de conquistar Anfield.
El Madrid no ganó la posesión (57% para los azulgranas), pero sí ganó el fútbol. Por levantarse tras un gol prematuro, por coleccionar ocasiones en la portería del batido Bravo, por anular a Messi sin necesidad de un stopper, por saber conjugar el toque con el contragolpe...
Un cúmulo de circunstancias apoyado en las mejores individualidades. Sintomático fue el juego de Kroos y Modric, en especial el del croata, que acabó fundido pero reconfortado con una ovación del Bernabéu por la que seguro todavía tiene la piel de gallina. Luka salió ganador de todos los duelos, por rodeado que estuviera. Dio 45 pases buenos... y ninguno malo. Aclaró todas las jugadas en las que el balón pasó por sus pies.
A su lado, Kroos se volvió a disfrazar de Xabi Alonso. Era el día clave para medirle como eje del Madrid y secante de Messi. No brilló tanto como el croata, más concentrado en tareas defensivas, pero su distribución del juego fue casi impecable. De 59 pases, 57 buenos.
Pero el niño de los ojos del Bernabéu es Isco, que ya tenía metido al publico en su bolsillo por su arte futbolero. Ayer lo puso boca abajo gracias a su esfuerzo en la presión, encumbrado en la acción que supuso el 3-1, cuando persiguió un balón perdido con Iniesta hasta que le robó la cartera (y quién sabe si el testigo del relevo) para propiciar el gol definitivo. Karim definió como los ángeles (otro partidazo del galo), pero el público coreó al malagueño tras la acción y al ser sustituido.
Ancelotti ganó la primera partida a Luis Enrique sin racanear en la alineación, con un centro del campo de jugones, siendo atrevido en su propuesta, jugando de tú a tú y ganándole por un nosotros en el que el Madrid fue muy superior. La victoria de ayer fue un homenaje al fútbol, el que le hizo el Madrid, más coral que nunca, porque a este deporte no solo juega uno.
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